Pero dejando atrás los sueños, este año tuve la oportunidad de acercarme a la robótica educativa, participando en varios proyectos, lo que me lleva hoy a escribir este post, para contar mi experiencia, pensando que puede servirle a otros educadores que quieren explorar esta herramienta en el aula.
Lo primero que llevé al aula, un pseudo-robot, que me sirvió para que los chicos puedan diferenciar lo eléctrico de lo electrónico, fue el vibrabot. Un motor, unas baterias, un vaso o una lata, 4 marcadores, unos tornillos. Increible la felicidad de chicos de 13/14 años. Armando, desarmando (algunos motores los sacamos de lectoras de CD/DVD viejas), tuneando.
Después, conseguí unos Arduino Uno, y empecé a probar motores y leds con S4A (Scratch para Arduino), Snap y con Arduino "puro". En casa armamos un autito con una botella de agua de 500cc, un motor movido con el Arduino. Atrás, adelante. Tuvo sabor a poco y la tensión de la correa era difícil de lograr, había que trabajar con el soldador... nunca pasó de un prototipo (con mi familia nos divertimos bastante).
Empecé a pensar que una forma económica de hacer un robot, y de involucrar a los chicos en el proceso, era utilizar la impresora 3D junto a las placas Arduino y los motores, así con un compañero, Simón Yagás, preparamos unos "TITO", una versión de OTTO, un proyecto libre con Arduino Nano, 4 motores servo y sensor de proximidad.
La verdad, nunca logramos hacer que quede tan lindo como el del video. Los motores no tenían la fuerza suficiente, o las impresiones no encastraban perfectamente. Probamos que los chicos programen con Snap (chicos de 10 años en promedio). Los chicos felices, entusiasmados, a veces un poco frustrados, pero.... ¿no es parte de ser un inventor / programador / MAKER el frustrarse y aún así volver a intentarlo? Agradezco a Chicos.Net y el C3 la experiencia.


Siguiendo en la búsqueda de llevar la robótica a la escuela, ayer hice una capacitación los Lego WeDo 2.0. Lindo. Casi casi cumple con todos los requerimientos. El espíritu MAKER está en los ladrillos, engranajes, motores. La programación nuevamente es iconográfica (por bloques). El software se baja a una tablet o máquina con Windows, el requerimiento es que tenga Bluetooth. Las actividades están muy bien explicadas y la sensación de armar desde cero es inigualable. Creo que a diferencia de Dash, al poder "armar y desarmar", los proyectos en los que se puede utilizar son mucho más variados y generan una sensación de DIY (Do It Yourself) que genera mucho placer. A nivel programación, no difiere mucho. Son bloques propietarios, restringidos (por ejemplo, WeDo no tiene condicionales, aunque tiene loops). El kit trae sensores de movimiento y de inclinación. Y simula sensor de sonido utilizando el micrófono del equipo donde está instalado el software.

Definitivamente, sigo pensando que lo mejor es tener tu placa, tu Arduino, tu protoboard, tus leds, motores y sensores. Y frustarte, y probar, con un tupper, una botella o algo impreso en la 3D. Pero si tu nivel de frustación es bajo o estás tratando de introducir el espíritu del programador/maker a un niño, de lo que probé definitivamente me quedaría con el kit de Lego.
Y de allí saltaría a un Arduino, a programar con código "duro". Y algún día... BayMax llegará a mi vida!!!!!
me encanta lo que haces!
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